La tecnología al servicio de las personas…o ¿es al revés?
Nuestros patrones de conducta han experimentado una verdadera metamorfosis con la aparición de los primeros Smartphones (teléfonos inteligentes) y con la evolución de la tecnología en general. Nos encontramos haciendo cosas que en el pasado hubiéramos adivinado imposibles: ¿Cuántos de ustedes cogen su móvil al despertarse, incluso antes de ingerir el primer café del día en busca de nuevas notificaciones? ¿Quién no se ha parado alguna vez en medio de un atasco para sacarle una foto a la iluminación navideña para compartirla con sus amigos?¿Cuántos de los que ahora leen este artículo “se atreverían” a salir de casa sin su móvil?… La dependencia tecnológica constituye, en mi opinión, un rasgo predominante en nuestra conducta cotidiana.
¿Se han parado alguna vez a observar qué hace la gente que pasea por las aceras de su barrio? Personas que hacen ejercicio (con su chándal reglamentario) con la vista clavada en la pantalla de su móvil a riesgo de chocarse con una farola (¡eso sí que es un deporte de riesgo!), compañeros de instituto que esperan la llegada del autobús sin dirigirse la palabra porque están pulsando las teclas de sus respectivos móviles, un guardia de seguridad uniformado corre presuroso hacia su coche mientras sonríe tras leer su último SMS…Cuando yo hice este experimento puedo decir que el 90% de las personas que por allí paseaban a las 7 pm, tenían sus ojos puestos en la pantalla de sus smartphones ¿Les habría parecido normal esta escena hace tan sólo 3 años?