Hace ya unos años que el tema de las redes sociales está en boca de todos, y en más de una ocasión he oído decir: “¿Por qué no voy a poder seguir con mi vida, al margen de estos nuevos inventos, como siempre he hecho? ¿Acaso es un pecado que no me interesen estas cosas? Si Usted es de los que piensa de esta forma, le invito leer los párrafos siguientes, y sólo después decida si prefiere seguir ajeno a las nuevas tecnologías. Antes de continuar, reflexione un segundo acerca de la importancia que tiene la resistencia al cambio en individuos y empresas.

Desde el punto de vista “particular”, esto es lo que se estará perdiendo: no tendrá acceso a la información de contacto de sus 350 amigos, no verá al recién nacido de su prima el mismo día de su nacimiento, ni contará con una “licencia para cotillear”. Tampoco tendrá acceso a una máquina del tiempo en la que hallar a compañeros de colegio, o de universidad, con los que no hablaba hacía al menos un par de décadas. Renuncie a partir de ahora a conseguir entradas a los conciertos de sus cantantes favoritos, porque los fans que les siguen en Twitter, se le habrán adelantado y ya habrán completado el aforo. Por supuesto, tampoco cuente con ser invitado a participar en el campeonato de pádel de su barrio, pues a efectos virtuales, ¡no existe! Lo que sí tendrá garantizado es la desinformación, no sabrá de lo que están hablando (sus amigos, compañeros de oficina, ¡sus hijos o nietos!), gastará dinero en mensajes de móvil por no saber lo que es el “Whatsapp”, seguirá pensando que los “fans” son los que gritan en los conciertos, y cuando oiga hablar de “LinkedIn”, pensará que se trata de un restaurante chino.

Desde el punto de vista de “Empresa”, ¿qué ocurre si se queda al margen de las redes sociales? Pues tampoco ocurrirá gran cosa: conforme vayan pasando los años, descubrirá que las empresas que antes le hacían algo de sombra, se habrán convertido en los “dueños” del mercado, principalmente porque han desarrollado sus estrategias siguiendo las nuevas tendencias y utilizando las tecnologías disponibles. No entenderá por qué toda esa gente a la que sus competidoras no conocían de nada, ahora muestran unos niveles de fidelización que no sabía que existían.Y luego, ¿cómo puede ser posible que las demás empresas sepan lo que los consumidores piensan acerca de un nuevo producto, incluso antes de lanzarlo al mercado? ¿Cómo saben si alguien ha hablado (sea bien, o mal) de ellas? ¿Acaso les pican las orejas a los del Equipo de Marketing? ¡Y luego están los concursos esos “de la red”!…Qué red será esa, que incita a tantísima gente a participar sin ganar nada a cambio, sólo por contar cómo pasó las vacaciones en uno u otro establecimiento?… ¿Y cómo eso puede llevar a una empresa a hacerse más popular?La respuesta a todas estas preguntas es siempre la misma: las Redes Sociales.

Si ha leído hasta aquí: ahora sí está preparado para decidir si le compensa quedarse fuera.